«Cuando el pueblo de Dios es un movimiento vivo que impacta a la sociedad, va por delante de ella. Se transforma en levadura que leuda toda la masa. Es la sal de la tierra. No está preocupado en la cantidad de gente que tiene sino en el impacto que ejerce en el mundo.»
«Un grupo que vive solidariamente sostenido por una visión clara y firme de sus valores, por pequeño que sea numéricamente, puede cambiar una sociedad entera».
«El líder cristiano no busca la fama; y si, por su capacidad comunicativa, esta le ha sobrevenido, la pone al servicio de una causa, no de su persona. Puede expresarse con firmeza y pasión, pero no pontifica. No busca adeptos, anima a seguir a Jesús.»